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¿Es bueno el dolor?

 Posiblemente sí, pero no te aferres a él, muchos te dirán que el dolor no es bueno y que debes seguir adelante y que debes ser fuerte y debes sobreponerte, y te darán ese viejo consejo “Al mal tiempo buena cara”.

Confieso que soy de esas personas del mal hábito del positivismo extremo, sinceramente veo todo bonito siempre, pero también es bien cierto que en cada golpe hay una lección y en mi más reciente “round” he aprendido que el dolor es bueno, porque en el dolor conoces tus limites, y es necesario conocerlos, porque, noticia de última hora, no puedes con todo.

Estaría genial ser Superman o la Mujer Maravilla, pero lo cierto es que somos humanos, de carne, huesos y emociones, muchas emociones, pero, partiendo de lo primero, el dolor nos despierta, el dolor nos hace consciente de nuestra humanidad.

Conocer nuestros límites a través del dolor muchas veces es primordial, pues descubrimos la magnitud de nuestra fuerza, y es ahí donde viene la lección:

A través del dolor, conocemos la verdadera capacidad de superar todo aquello que nos puede lastimar, conectamos con aquello que no habíamos sido aptos para conocer, y es que es esencial conocernos a nosotros, porque al final del día, aunque estemos rodeados de un mar de gente, en la noche, en la intimidad de nuestros silencios, con quien estamos en todo momento, es con uno mismo.

Aprendemos que estamos dispuestos a tolerar, nos ayuda a saber nuestro valor y nuestra voluntad.

Es a través del dolor, que descubrimos lo más oscuro de nosotros, para ser también expertos en lo más puro de nosotros, nos definimos, decidimos que queremos ser y como lo lograremos. No le tengas miedo al dolor, enfréntalo, vívelo y aprende de él, no te estanques en él, cuando entiendas que lección te dio, suéltalo, libérate y ahora, con ese positivismo extremo que está de moda, rodéate de luz y amor, no te castigues eternamente, ama y avanza.

Esta fue mi lección aprendida, ¿Cuál es la tuya? 

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