Estaba
viendo una película, si, a este punto se puede inferir que soy un poco cinéfila,
pero si algo me caracteriza, es que en todo encuentro algo que me puede
enseñar, soy una chica ñoña, y del mundo he hecho mi escuela, pero retomemos el
trip.
“Pasante
de Moda” es una gran película, yo la consideré cool antes de que se volviera
cool, pero ese no es el punto aquí, sino la lección que el día de hoy entendí.
Jules
es una gran mujer, empresaria, visionaria, esposa, madre y todo un ejemplo de
vida, un icono de lo que podría ser el éxito deseado para una persona, sin
embargo, como todos, tiene secretos en el ropero que no desea que sean
expuestos, pero peor aún, no desea confrontarlos por ella misma, cuando llega
Ben a su vida como su interno, al notar que es una persona sumamente
observadora, pide su cambio, ya que Ben, viene personificando a ese urgente
llamado de conciencia que ella requiere, y es aquí donde entra la lección: NO TENGAS MIEDO A SER OBSERVADO.
Muchas
veces necesitamos de lentes ajenos para darnos cuenta de lo mal que está en
nosotros, son ojos que nos invitan a enfrentar lo que incluso a gritos en
nuestro interior sabemos que debemos resolver, pero simplemente no deseamos, ojo,
hay que diferenciar el ser observado que el ser juzgado, porque, aunque se
aburran de esta cursilería, todo aprendizaje nace del amor y respeto, y
definitivamente en un juicio no hay estos dos elementos necesarios.
Al
ser observada, Jules puede hacer ese auto ejercicio que es necesario en todos
nosotros, ver que estamos haciendo mal, ya que ella es consciente de, que a
pesar de tener todo lo que deseaba, hay un vacío en las noches que no la deja
descansar, y busca llenarlo cada vez más, el escritorio lleno de cosas es un
reflejo de sí misma, repleta de tantas cosas, actividades y demás que deja de
tener una visión clara del rumbo que ella desea vivir o mejor, que necesita
vivir, porque, y esta lección es muy dura para muchos, pero es algo que debemos
entender todos tarde que temprano: lo
que deseas, no es igual a lo que necesitas. Lo digo con todo el amor y
respeto del mundo, nuestros deseos muchas veces son reflejo del ego y del
miedo, por querer ser aceptados bajo las expectativas de los demás, pero
nuestras necesidades son aquello que verdaderamente requerimos para estar
plenos. Es la mejor manera de callar esas voces que nos inquietan en las noches.
Es donde empieza el temor de todos, ¿Qué necesito? Recuerda esta premisa, la
necesidad cumplida desaparece el vacío, el deseo satisfecho no necesariamente
cubre el vacío, al contrario, lo acrecienta.
Cuando
Ben limpia el escritorio, es una gran metáfora a lo que les quiero compartir,
muchas veces, necesitamos que alguien nos marque la pauta para poder clarificar
el caos que tenemos dentro de nosotros, haz una pausa, detente y analiza
tranquilamente, ve limpiando de a poco, desecha de manera consciente, delicada
y organizada, te aseguro que confrontar las cosas, muchas veces no es tan
doloroso como se espera, es liberador.
Otra
vez hice muy largo este post, pero no quería dejar al aire esta lección tan
bonita que entendí y aprendí hoy.
Esta
es mi lección aprendida, ¿Cuál es la tuya?
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