Mis queridos chicos y chicas, antes que nada, quiero hacer un pequeño disclaimer: no soy madre, y no me especializo en ningún ramo de la crianza, solo es mi opinión y te puede servir o no, es a criterio de cada uno.
Dicho esto, proseguiré con la lección aprendida de esta ocasión.
Soy enemiga de las groserías, y no de las que son consideras malas palabras o aquellas que hacen vulgar tu vocabulario, soy enemiga de esas acciones que buscan demeritar, sobajar y si, acompañadas de esas palabras que, si son usadas para ese contexto (demeritar, sobajar y denigrar) me resultan incómodas y si, intolerables.
Hace unas semanas detrás, hablando con unas compañeras de trabajo, dialogábamos de la importancia del respeto, ya que hoy por hoy, la gente carece de este valor, y que actualmente incluso, es un camino de dos vías.
¿A qué me refiero con que es un camino de dos vías? Ok, let see, hay gente que no respeta ni lo más mínimo a las personas y menos aún, si estas se atreven si quiera a pensar distinto a ellas, ya que en su mentalidad, el respeto es de una sola vía, se lo deben únicamente a ella.
Y por otra parte, hay gente que no se tiene ni el más ápice de respeto, piensa que se lo debe únicamente a los terceros, permitiendo que le sea arrebatada esa preciosa libertad que tiene, esa libertad y diversidad de pensamiento, pues es un individuo colectivo, vive en sociedad pero tiene derecho a su libre albedrío.
Caí en una conclusión, no significa que sea la norma pero creo que sería un ideal, creo que el primer filtro para lograr que el valor del respeto se instauré nuevamente, son los padres.
Lo sé, me estoy metiendo en camisa de once varas, porque no soy madre, no soy especialista en estos temas y mucho menos tengo experiencia, pero síganme en mi trip, tengo un punto.
Muchas veces como padres, y esto lo digo como hija, se creen que simplemente por tener un grado jerárquico, tenemos el derecho de someter a nuestros hijos bajo la alegoría del respeto. Limitamos a nuestros hijos a que obedezcan ciegamente nuestros deseos, condenándolos a que, más adelante, la sociedad los someta, volviendo la convivencia social en una continua tortura y constante estrés.
Para mí, los padres deberían ser el primer filtro y la primera fuente de respeto, para entender que esto es de dos vías, me respeto para que me respeten. Es importante el respeto, porque del respeto nace el amor. No hay uno sin el otro. Quien no te respeta, no te ama, así de fácil.
Mi hermana me dice que los niños aprenden por imitación, si nosotros no predicamos con el ejemplo de respetarlos a ellos, ellos podrán también caer en el otro supuesto, no respetar absolutamente a nadie, precisamente, porque quienes me deben respetar y amar, pues no me lo están demostrando y por consecuencia, no lo aprendo, y por ende, no puedo predicar algo que no se me inculco.
La carencia de respeto es sumamente grave, podemos crear seres incapaces de respetarse, incapaces de amarse y podrán caer en la obediencia ciega, y por la otra, creamos seres incapaces de respetar e incapaces de amar, viendo únicamente por ellos y cayendo en una soberbia y arrogancia absoluta. Y en ninguno de estos casos hay espacio para el amor, amor y respeto son como la semilla y la tierra, van de la mano, se necesitan para que exista el equilibrio necesario.
Amemos y respetemos a nuestros niños, demostrémosle que son merecedores de nuestra admiración, respeto y cariño, que son seres de importancia, que sus sentimientos, miedos y sueños son de validez.
Pero bueno, esta es mi lección aprendida, ¿Cuál es la tuya?
Les mando un abrazo muy fuerte lleno de amor y buena vibra 🖤✨
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