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Mucho ayuda el que no estorba

 ¡Hola chicos! ¿Me extrañaron? Porque yo sí y mucho.

Han sido días muy caóticos y bastante emocionales, pero ya estamos aquí, con otro bello post de Lección Aprendida. 

La culpa, el cargo de consciencia y el dolor son pesos difíciles de cargar, nos hacen constantemente replantearnos la clase de seres humanos que somos o estamos siendo (claro, si tienes un poco de civismo, ética y tres pesos de tantita ma... nera de ser).

Hay actos con los que, inevitablemente, hemos dañado a alguien y no necesariamente con la intención. En otras, el daño ha sido mayor al que se había calculado (porque sabías que algo podía salir mal pero el riesgo era considerado menor o casi nulo). Sea cual sea el caso, el golpe se dio, el golpe esta dado, y como dice el dicho: "Palo dado, ni Dios lo quita”. 

Muchas veces no es nuestra intención, pero apelamos a nuestra humanidad para poder hacer una mejor gestión de la consecuencia (y para tranquilidad de nuestras consciencias, no lo haces de gratis). Nos pasamos tanto tiempo pensando cual va ser la mejor manera de aliviar esa tensión, que el tiempo pasa, y aquello que podías hacer, ya ni como parche de llanta, de nada va servir y viene algo de lo que hoy quiero hablar a lo que denomine "Mucho ayuda el que no estorba". 

Voy a empezar con una memoria personal (porque aunque puedo aprender de terceros, mi aprendizaje empezó de mi experiencia propia) y obvio voy a cambiar los nombres, así que disclaimer: Los nombres han sido cambiados, señalando que esta es mi percepción del hecho y puede ser un juicio parcial de lo que aconteció, los verdaderos motivos lo sabrá la tercera persona y el sabrá cuales fueron sus intenciones y el objetivo de estás.

Ya lo he comentado anteriormente y reafirmó el hecho, soy pendeja y noble, y no se cual de las dos es peor defecto, pero así sucede, y si es así en condiciones normales, se recrudece cuando me encuentro bajos los efectos del "amor" (o calentura, pero esta vez quiero ser cursi). 

Hace tiempo (ya mucho tiempo quiero hacer énfasis en ello) casi 4 años de ello, entre los lapsos de otra tirante relación, empece a salir con un chico (¡uy que novedad!) le pondremos Simón. Simón y yo nos conocíamos por esa bella etapa de estudiantes pubertos, el wey era como una especie de crush, y el (dicho sea de paso 😂) le tira a todo lo que se mueve (y eso que yo no soy la más fea de su lista, las hay peores, y si, el tampoco es el más feo de mi lista, pero si uno de los más ojetes). Equis, Simón y yo empezamos a salir, pero, dicho sea de paso (y dándole el beneficio de la duda) los dos teníamos heridas muy profundas y solo hicimos un desmadre. No puedo decir que me enamore como lo hice de Navi o como lo hice de Torijama, pero digamos que a Simón, le tenía un afecto muy especial, me preocupaba por el, y yo empezaba mi camino de autoconocimiento, así que me compadecí bastante de sus heridas y dolores, pues yo conocía de sobra lo que se siente tener mancillado el corazón por heridas que ni siquiera fueron consecuencias de nuestros actos, sino eran dolores originados por el curso natural de la vida. 

Al no ser una persona (Simón) emocionalmente trabajada, sus vacíos no fueron manejados de la mejor manera, encontrando refugio en cosas vanas, viciosas y ociosas. Lamentablemente, sus dolores me arrastraban no solo a los míos, sino también un poco a los suyos (y por eso es la importancia de estar trabajado cuando se empieza una relación, para no cargar con lo ajeno, no todo es tu pedo), Simón solo me dejó más heridas que alegrías y con ello me cansé de este tipo de relaciones tan innecesarias para lo que yo deseo como meta personal. Y si, en mi juicio parcial, si bien no lo odie, no quería ver a alguien que no me iba aportar nada bueno (SPOILER ALERT, sigue sin aportar cosas buenas, pero ya hace el intento) y justamente eso es lo que quiero hablar.

Los años han pasado, el ha trabajado en el, yo en mí, y digamos que somos adultos medio funcionales, con un poco más de consciencia de nuestros actos, pero, solo un poco. Hace unos meses, el pichoncito me contacto para ponernos al día (ojo, en plan cuates, no en otro plan) y en ese momento fue bueno porque me habían roto el corazón y un buen amigo es lo que me hacía falta. Pero con Simón, la experiencia ya nos confirma, que se vuelve todo reproches y sentencias, no se en que artes oscuros una buena noche (en la que confieso que no estaba en mis cinco sentidos) le dio por reprocharme una sarta de tonterías, y yo, envalentonada por mi nula capacidad de tomar una decisión consciente le contesté: "¿Y bueno para regresaste?" A lo que nuestro adorado nos contestó : "Para pedirte disculpas porque se que no la cagaste" a lo que dije "Pues ya lo hiciste, puedes ya irte"

(Spoiler alert después de esto si me intentó contactar pero la mafia no da terceras oportunidades y ya vimos que esa amistad no nos deja nada bueno y lo que no deja, dejarlo) 

No divague de a grapa, esto tiene un objetivo, durante esos cuatro años de ausencia del señor Simón, forme un criterio y empece una etapa de sanación y aprendizaje, donde decidí que hay cosas que no me van aportar algo y que, aunque se aprecie el hecho de que nos pidan perdón, ya se ha llorado tanto y gritado tanto, que ya no es necesaria esa disculpa.

Yo, si bien no estaba del todo bien, cabe destacar que sus disculpas ya no eran necesarias, el dolor que me causó, ya estaba trabajado, no creo que hubiera sido ciego para no darse cuenta. Es necesario valorar el motivo del porque creemos que debemos pedir perdón. Si vemos que el tercero ya mejoró, ya sanó y ya avanzó, no es necesario añadirle o recordarle con esa "disculpa" el dolor del pasado, cuando se piden disculpas es necesario ver si aún estás a tiempo de aportar algo de sanación o simplemente es un mecanismo para tranquilizar nuestra propia consciencia. 

Si es lo segundo, temo decirte que no haz entendido nada, tus motivaciones siguen siendo egoístas, estas buscando sanar por medio del dolor ajeno y eso no te pone en plano distinto a las consecuencias de los actos del pasado, te siguen convirtiendo en una persona que busca llenar vacíos, pero ahora desde una perspectiva "noble", con la única persona que debes pedirle disculpas es a ti mismo, desde de ti, comprendiendo que no estabas en el mejor de tus momentos, pero mejor aún, comprometiéndote a que no volverás a dañar a alguien con esos patrones tan dañinos. El perdón nace de uno mismo. Si no vas aportar sanación, es mejor que no interfieras en el proceso de nadie más. Es el mejor regalo que puedes ofrecer. Mucho ayuda el que no estorba.

Confieso también, que me encuentro en la misma posición de Simón, le debo disculpas a una persona, porque también, a pesar de nuestros actos, mi afecto por el era especial, pero, como le mencionó arriba, el ya sanó, el esta avanzando, el incluso ya se abrió a otras oportunidades, mis disculpas, aunque puedan ser aceptadas, ya no van aportar sanación, solo me resta perdonarme a mí del dolor que cause y avanzar. 

Ha sido un post largo, pero espero que hayan entendido el punto, las disculpas o el perdón, debe ser desde la postura de aliviar al tercero, no ha nosotros como objetivo principal, al aliviarse ellos, me alivió yo, me alivió a mí mismo, no puedo ir yo por delante, sin embargo, sino hay más que hacer, me alivió a mi mismo y avanzó. 

Esto ha sido todo por este post, esta es mi lección aprendida ¿Cuál es la tuya? 


Les mando un abrazo fuerte, ya los extrañaba



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