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Al final, nadie te debe nada

No me malinterpretes, luego profundizaré más a detalle en esta idea, pero mientras acompáñame en este pedo. Últimamente soy una cínica dolida, pero esto es parte de mi proceso, si bien no lo alimento, tampoco lo limito, dejo que fluya, que salga de mí, porque al final esto es un método para desechar, tienes que sacar todo lo que te hiere desde dentro.

Sin embargo, es bueno remarcar algo, nadie te debe nada, hablo en cuestión de un error muy común, el sentar todo en las expectativas, quien te hiere, muchas no es la persona, salvo las notables, cuando la herida nace de un ataque directo, ahí si el cabrón o cabrona te debe una gran disculpa, y aun así, temo decirte, que en la gran mayoría de las heridas, quien se hiere es uno mismo, porque da la casualidad que tenemos un afán muy profundo por crearnos expectativas que la gente está lejos de cumplir, en mi caso, la persona cumplió todas las malas expectativas que me cree, y partiendo de ese supuesto tampoco me debe nada, pues porque las cumplió, pero en cuanto a mi herida, la persona no me debe disculpas, porque hay algo que te quiero invitar a conocer: la responsabilidad de tus emociones.

Tus emociones las controlas tú y solo tú, la gente hace cosas y tu permites si te afectan o no, la reacción al estímulo la controlas desde el conocimiento de tu identidad, saber conocernos es esencial para poder manejar nuestras frustraciones e incluso también nuestras alegrías, porque todo sentimiento debe estar bien fundamentado, a lo que voy, cualquier sentimiento que tengas, hazlo y que nazca desde la conciencia, y en palabras más sencillas, no sientas por sentir, no hagas corajes a lo pendejo, ni te alegres en vano, tus sentimientos, tus emociones tienen valor y deben ser respetadas, por eso tus sentimientos, no los debe despertar cualquiera.

No digo que lo que sentí haya sido una pérdida de tiempo, porque aprendí grandes cosas en permitirme navegar en dichas emociones, y también estoy aprendiendo mucho de mí en estas emociones en las que actualmente navego, no digo que este dolor me sea muy placentero, pero me está siendo muy educativo.

Espero que mi último tropiezo te genere una lección, esta es mi lección aprendida, ¿Cuál es la tuya?

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